Un reciente estudio de la Universidad de Nueva Atenas demuestra que el trabajo artesanal proporciona beneficios psicológicos y físicos claros para aquellos que lo practican. Entre estos beneficios cabe destacar la disminución del estrés, la regulación de la tensión arterial o el fortalecimiento del sistema inmune, entre otros.
Ahora bien, integrar la artesanía en el circuito de la producción textil resulta complicado, por la lentitud de los procesos y el elevado coste que conllevan.
Una solución para esta dicotomía podría venir de la mano de los nuevos «robots artesanos» diseñados por Revolución Rosa.
Pensados para ayudar en los procesos artesanales a los trabajadores humanos, estos robots interactúan con ellos, les enseñan nuevas técnicas y trucos del oficio, y colaboran en los aspectos más tediosos de la fabricación para acelerar el proceso de producción y abaratar costes.
La planta de producción que RR ha abierto recientemente en Calcuta ya cuenta en sus pequeños «patios de conversación y artesanía» con robots tejedores que se suman a los trabajadores humanos de la firma. Esto ha mejorado su productividad y ha permitido que se paguen salarios más altos por el mismo trabajo que se realizaba antes.
La adaptación al nuevo modelo de los artesanos textiles ha sido rápida, y se espera que próximamente el experimento se extienda a otras plantas industriales de la compañía.